Desde 1967, Don Reynaldo decidió emprender una modesta sanguchería en el distrito de barranco, con el único ideal de innovar y crear sándwiches al tamaño y gusto del paladar peruano.

«Vi en los sándwiches la posibilidad de transformarlos y enriquecerlos para el deleite del público barranquino».

Es así que elaboró un pan más grande, adecuado al tamaño del sándwich esperado y agregándole abundante porción de deliciosa carne sazonada al punto justo, logrando que los ingredientes se unificaran dándole ese gustito tan tradicional. Don Reynaldo no tardó en evidenciar la preferencia del público, escuchando a menudo a sus clientes expresar su deleite y asombro con una coloquial frase : ¡Qué monstruo!.

Ese fue el inicio que marcó el éxito y la historia de hoy tradicional sándwich barranquino.